Thursday, April 7, 2011

Blogosfera alternativa en peligro? De los supuestos 'cibermercenarios' y 'ciberterroristas'

Bloggers Iván García y Laritza Diversent. (Image: Blog HABANEMIA)

Cuban lawyer Laritza Diversent analyzes the potential legal ramifications of the government's recent media blitz against Cuba's young cyber-activists. 


My translation of her final paragraph:

The activities developed by the new faces of dissidence in Cuba are paceful. They have no relation with armed conflict nor acts of violence. Therefore, it is totally unfounded to label them mercenaries or terrorists. It is likely, however, that we are witnessing today a strategy whereby the state is utilizing its monopoly control over the mass media to make way for the silencing of these alternative voices of our society.


Nuevas Tecnologías: Blogosfera alternativa en peligro

Laritza Diversent
La Habana 07-04-2011

Al clasificar a blogueros de 'cibermercenarios'  y 'ciberterroristas', el castrismo allana el camino para una nueva oleada represiva. La libertad personal de los miembros de la blogosfera alternativa está en riesgo después de que medios oficiales los acusaran públicamente de mercenarios.

El pasado 22 de marzo, el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista, publicó un artículo, titulado "Ciberguerra: mercenarios en la red." Un día antes, en la serie de reportajes "Las razones de Cuba," la televisión utilizó los términos de cibermecenarios y ciberterroristas para calificar a los blogueros independientes de la Isla.

Los calificativos implican acusaciones graves. La legislación penal regula el mercenarismo y el terrorismo como delitos que atentan contra la seguridad del Estado. Las penas oscilan entre 5 y 30 años de cárcel.

Por otra parte, la Isla ha ratificado instrumentos internacionales que le obligan a reprimir tales actividades.

Granma afirmó que "a través de blogueros y redes sociales como Twitter y Facebook, se han alentado en el mundo levantamientos y grandes manifestaciones". Según la televisión, los blogueros utilizan herramientas de Internet para desestabilizar el orden interno de la sociedad cubana.

Granma también afirmó que miles de especialistas "de medios internacionales tienen órdenes de estar pendientes de los mensajes de Twitter y las actualizaciones del blog de la mercenaria", refiriéndose a Yoani Sánchez, autora de la bitácora Generación Y, centro de los ataque de los medios oficiales.

La Convención Internacional contra el reclutamiento, utilización, financiación y entrenamiento de mercenarios, califica como tal a la persona reclutada para combatir en un conflicto armado o acto concertado de violencia, a cambio de un provecho personal o retribución material. Ni los nacionales de un determinado país, ni los residentes en el mismo, pueden recibir tal calificación.

En el 2007, el gobierno ratificó la referida Convención, pero con reservas. Declaró que basta la simple retribución material, por el monto que sea, para considerar una actividad como mercenaria, y que continuaría aplicando la definición que al respecto daba su Código Penal.

Según la ley cubana, mercenario es quien, "con el fin de obtener el pago de un sueldo", se une a "formaciones militares", integradas por "individuos que no son ciudadanos del Estado, en cuyo territorio se proponen actuar", y quien "colabore o ejecute cualquier otro hecho" para lograr el mismo objetivo.

"Contra Cuba y otros países considerados enemigos de Estados Unidos se ensaya una variante de la ciberguerra: el fomento de una blogosfera que, aunque se pretende tildar de 'independiente', es subordinada de manera total al mando e interés de Washington", afirmó Granma.

"La ciberguerra es un modelo de conflicto que ha aparecido en el escenario de la sociedad de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTIC), ofreciendo un contexto bélico", definió el diario.

Entre Estados Unidos y la Isla existe un diferendo político de más de 50 años. "Indudablemente el ala conservadora yanqui comienza a potenciar nuevos pretextos y escenarios de confrontación, para calumniar larevolución cubana y propiciar (…) una eventual agresión militar", afirmó Granma.

Y afirmó más: "Estos blogueros son gentes que en entrevistas han exhortado al levantamiento en Cuba, han alentado la violencia…". "Esas nuevas caras de la contrarrevolución se prestan al juego de la estrategia de subversión en internet utilizando deliberadamente la omisión, la tergiversación y la mentira".

La Ley No. 93, Ley Contra el Terrorismo, también sanciona "actos que por la forma de ejecución, medios y métodos empleados", tienen el propósito específico de provocar estados de alarma, temor o terror en la población, por poner en peligro inminente o afectar la seguridad del Estado cubano. Entre ellos están los "Actos en ocasión del uso de los medios y técnicas informáticas".

La norma prevé sanciones para quien utilice, cree, distribuya, o tenga en su poder equipos, medios, programas, redes y aplicaciones informáticas, para usar, alterar, etc., información de seguridad o de entidades nacionales capaces de producir los mismos efectos.

Tal vez los medios oficialistas solo intentan desacreditar a los miembros de la blogosfera independiente. Sin embargo, para tal fin, es injustificada la utilización de los referidos términos. La ley penal cubana es muy abarcadora. Permite a las autoridades interpretarla de múltiples formas.

El caso de Alan Gross constituye el ejemplo más reciente. El norteamericano fue juzgado y sancionado en La Habana a 15 años de cárcel por introducir en el país equipo de conexión satelital. Para los tribunales cubanos, el hecho constituyo un acto contra la independencia y la integridad territorial del Estado.

Las actividades que desarrollan los nuevos rostros de disidencia, en Cuba, son pacíficas. No tienen relación con conflictos armados ni con actos de violencia. Por tanto, es totalmente infundado el calificarlos de mercenarios o terroristas. Lo más posible es que, actualmente, y usando los medios de comunicación en poder del Estado, se esté preparando el camino para silenciar las voces alternativas de nuestra sociedad.

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