¿Se deben restringir más los viajes de los cubanos a la isla?
jul 22nd, 2011 @ 07:30 pm
Sebastián Arcos Cazabón, un demócrata ex preso político, hijo y sobrino de grandes luchadores por la libertad, luego exiliado y hoy académico vinculado a Florida International University, ha escrito con total lucidez por qué no se deben restringir más los viajes a Cuba. Sus razonamientos son ejemplares. No hay que agregarles una letra.
SUPERIORIDAD DE LA LIBERTAD
Por Sebastian Arcos Cazabón
Pongo mi grano de arena a este debate de los viajes a Cuba. Creo importante sugerir a ambos lados del debate que ni debemos cuestionar la buena fe de nuestros oponentes, ni debemos simplificar sus argumentos. Ni todos los que se oponen a los viajes lo hacen cegados por el resentimiento, ni todos los que favorecen los viajes lo hacen para ayudar a la dictadura. Es cierto que los hay, en ambos bandos, que usan este debate para avanzar sus intereses personales, pero estoy seguro que la mayoría de los que empleamos nuestro tiempo en debatir este tema de ambos lados lo hacemos con el común objetivo de llegar a una Cuba democrática. Recordemos a Martí:
"Miente como un zascandil
el que diga que me oyó,
por no pensar como yo,
llamar a un cubano vil.
¡Qué dijera yo de aquél
de opinión diversa si
me llamara vil a mí
por no opinar como él!"
En cuanto a la cita de Martí sobre los viajes a Cuba, coincido completamente con su opinión. El verdadero exiliado –y como tal me considero– no viaja de vuelta a su patria bajo las mismas condiciones que causaron su salida. No he regresado a Cuba desde que salí, y no pienso regresar como no sea como un individuo libre, sin permiso ni condiciones. No me place, aunque lo entiendo, que los cubanos exiliados regresen a Cuba por curiosidad o para visitar a un pariente. Desprecio a aquellos que regresan en son de fiesta, a disfrutar de privilegios que no tenían cuando allá eran ciudadanos de tercera. Mi mayor desprecio está reservado para aquellos que tienen negocios o se benefician directamente de sus conexiones con el régimen.
Pero esta es sólo mi opinión personal, basada en mis circunstancias personales y en los valores que me inculcaron. De esos valores, el que considero más sagrado es el de la libertad individual. Desde esa perspectiva, no me considero con el derecho de prohibir a otros lo que yo considero moralmente incorrecto. Si bien creo que no es honorable viajar a Cuba en las condiciones actuales, tampoco es honorable imponer a otros mis valores morales; me reservo el derecho a criticarles, pero no tengo el derecho a prohibirles.
Además del componente libertario, mi argumento a favor de no limitar los viajes tiene también un componente práctico importante. En primer lugar, está probado que la dictadura no se va a desplomar por 3 mil millones más o menos, y además la gente va a seguir viajando a Cuba a pesar de las limitaciones. Al final las restricciones no funcionan y terminan haciéndonos quedar mal a los cubanos libres porque actuamos como actúa el régimen como ha expresado Oscar Peña no nos corresponde a nosotros limitar la libertad de movimiento de otros cubanos. Dejemos ese triste papel a la dictadura.
El segundo argumento práctico es que el contacto directo, personal, entre cubanos de ambas orillas es la manera más efectiva de contrarrestar la propaganda del régimen. Ni los exiliados estamos pasando hambre, ni odiamos a los que se quedaron, ni queremos quitarle nada; eso lo sabe muy bien cada cubano que recibe dólares de sus parientes exiliados. Nada expone mejor la superioridad de la libertad que un gusano (ambos, el equipaje y el exiliado que lo lleva) cargado de baratijas de consumo, y nada expresa mejor nuestro deseo compartido de ser un sólo pueblo, sin divisiones artificiales creadas por aquellos que sólo pretenden fragmentarnos para subyugarnos.
En resumen, creo que no debemos restringir los viajes (ni las remesas) a Cuba por las siguientes razones:
- Porque no es consecuente con los valores que decimos representar.
- Porque no va a tumbar a la dictadura.
- Porque no es práctico.
- Porque es contraproducente.
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