Mary Anastasia O'Grady
February 7, 2011, Wall Street Journal
Will Cuba Be the Next Egypt?
(Scroll down or click here for the Spanish version of this article)
The most striking difference between the two countries is Internet.
Developments in Egypt over the last two weeks brought Cuba to my mind. Why does a similar rebellion against five decades of repression there still appear to be a far-off dream? Part of the answer is in the relationship between the Castro brothers--Fidel and Raúl--and the generals. The rest is explained by the regime's significantly more repressive model. In the art of dictatorship, Hosni Mubarak is a piker.
That so many Egyptians have raised their voices in Tahrir Square is a testament to the universal human yearning for liberty. But it is a mistake to ignore the pivotal role of the military. I'd wager that when the history of the uprising is written, we will learn that Egypt's top brass did not approve of the old man's succession plan to anoint his son in the next election.
Castro has bought loyalty from the secret police and military by giving them control of the three most profitable sectors of the economy--retail, travel and services. Hundreds of millions of dollars flow to them every year. If the system collapses, so does that income. Of course the Egyptian military also owns businesses. But it doesn't depend on a purely state-owned economy. And as a recipient of significant U.S. aid and training for many years, the Egyptian military has cultivated a culture of professionalism and commitment to the nation over any single individual.
In Cuba there are no opposition political parties or nonstate media; rapid response brigades enforce the party line. Travel outside the country is not allowed without state approval. If peaceful dissidents with leadership skills can't be broken, they are eventually exiled. Or they are murdered.
The most striking difference between Cuba and Egypt is access to the Internet. In a March 2009 Freedom House report on Internet and digital media censorship world-wide, Egypt scored a 45 (out of 100), slightly worse than Turkey but better than Russia. Cuba scored a 90, making it more Net-censored than even Iran, China and Tunisia. Cellphone service is too expensive for most Cubans.
Yet technology does somehow seep into Cuba. When Fidel took the life of prisoner of conscience Pedro Boitel in 1972 by denying him water during a hunger strike, the world hardly noticed. By contrast, news of the regime's 2010 murder of prisoner of conscience Orlando Zapata Tamayo hit the Internet almost immediately and was met with worldwide condemnation. The military dictatorship was helpless to contain the bad publicity.
In a similar fashion, when the Ladies in White--a group of wives, sisters and mothers of political prisoners--walking peacefully in Havana were roughed up by state security last year, the images were captured on cellphones and immediately showed up on the Web. It was more bad PR for the Castro brothers and their friends like Mexican President Felipe Calderón and Spanish President José Luis Zapatero.
Technology-induced international pressure is making the regime increasingly reluctant to flatten critics the old-fashioned way. In an interview in Argentina's Ambito Financiero on Jan. 27, internationally recognized Cuban blogger Yoani Sánchez said the "style" of state repression has shifted from aggressive arrests and long sentences to targeted attempts at defamation and isolation. Ms. Sanchez also said that uniformed police are "distancing themselves from the political theme, not by orders from above, but because they no longer want to be associated with the repression." Now, she said, the intimidation and arbitrary arrests are largely carried out by the secret police in civilian clothes.
A little more space has emboldened the population. Ms. Sánchez also said in the interview that she is "optimistic about the slow and irreversible process of interior change in Cubans. In that the citizen critic will grow, will have less fear, and will feel that the mask is increasingly unnecessary and that it doesn't any longer translate into privileges and subsidies."
Last week a leaked video of a Cuban military seminar on how to combat technology hit the Internet. It demonstrates the dictatorship's preoccupation with the Web. The lecturer warns about the dangers of young people with an appealing discourse sharing information through technology and trying to organize. Real-time chat, Twitter and the emergence of young leaders in cyberspace--aka "a permanent battlefield"--are perils outlined in the hour-long talk. The lecturer also shares his concerns about U.S. government programs that try to increase Internet access outside of officialdom on the island.
On Friday, the regime further displayed its paranoia by charging U.S. Agency for International Development contractor Alan Gross with spying. Mr. Gross has been in jail for 14 months for giving Cuban Jews computer equipment so they could connect with the diaspora.
With very limited access, Cubans are already using the Internet to share what has until now been kept in their heads: counterrevolutionary thoughts. If those go viral, even a well-fed military will not be able to save the regime. But for now, Cubans can only dream about the freedoms Egyptians enjoy as they voice their grievances.
Write to O'Grady@wsj.com
Por qué nadie protesta en La Habana
6 February 2011
The Wall Street Journal Americas
Por Mary Anastasia O'Grady
Los acontecimientos de los últimos 10 días de Egipto me hicieron acordar de Cuba. ¿Porqué una rebelión similar contra cinco décadas de represión sigue pareciendo un sueño lejano? Parte de la respuesta es la relación entre los hermanos Castro, Fidel y Raúl, y los generales. El resto se explica por el modelo significativamente más represivo del régimen de la isla. En el arte de las dictaduras, Hosni Mubarak no les llega ni al talón a los Castro.
Que tantos egipcios hayan levantado sus voces en la plaza Tahrir es un testimonio del anhelo universal por la libertad. Pero es un error ignorar el rol clave que juegan los militares. Apostaría a que cuando se escriba la historia del levantamiento, sabremos que los altos mandos de las fuerzas armadas no aprobaban el plan del presidente de designar a su hijo como candidato en la próxima elección.
Castro compró la lealtad de la policía secreta y las fuerzas armadas al cederles el control de los tres sectores más rentables de la economía: las ventas minoristas, el turismo y los servicios. Los militares cubanos reciben cientos de millones de dólares al año. Si el sistema colapsa, también lo hacen esos ingresos. Los militares egipcios también son propietarios de empresas, claro está, pero no dependen de una economía enteramente en manos del Estado. Y como beneficiario de una significativa ayuda y capacitación de Estados Unidos durante muchos años, las fuerzas armadas egipcias han cultivado una cultura de profesionalismo y de compromiso con el país por encima de cualquier individuo.
En Cuba no hay partidos políticos de oposición ni medios de comunicación que no pertenezcan al gobierno: brigadas de respuesta rápida aseguran que se acate la línea del partido. No se puede viajar fuera del país sin la autorización del gobierno. Los disidentes pacíficos con capacidad de liderazgo que no se quiebran son exiliados o asesinados.
La diferencia más impactante entre Cuba y Egipto es el acceso a Internet. En un informe elaborado por Freedom House en marzo de 2009 sobre Internet y la censura a los medios digitales en todo el mundo, Egipto ocupó el puesto 45 (de un total de 100 países), un poco por debajo de Turquía, pero por encima de Rusia. A Cuba le correspondió el lugar 90, con una censura mayor a la de Irán, China y Túnez. Mientras tanto, el servicio de telefonía celular en Cuba es demasiado caro para la mayoría de la población.
Sin embargo, la tecnología de alguna manera se filtra en Cuba. Cuando Fidel acabó con la vida del prisionero de conciencia Pedro Boitel en 1972 al negarle agua durante una huelga de hambre, el mundo apenas lo notó. En contraste, las noticias sobre la muerte a manos del régimen del prisionero de conciencia Orlando Zapata Tamayo en 2010 llegó a Internet casi inmediatamente y fue objeto de una condena mundial. La dictadura militar no pudo contener la publicidad negativa.
De manera similar, cuando las Damas de Blanco, un grupo de esposas, hermanas y madres de prisioneros políticos, fueron atacadas por la policía el año pasado cuando caminaban pacíficamente por La Habana, las imágenes fueron capturadas por teléfonos celulares e inmediatamente aparecieron en la red. Fue otro desastre de relaciones públicas para los hermanos Castro y sus amigos como el presidente mexicano Felipe Calderón y el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.
La presión internacional inducida por la tecnología está haciendo que el régimen se muestre más renuente a aplastar a sus críticos con los métodos tradicionales. En una entrevista del 27 de enero con el diario argentino Ámbito Financiero, la internacionalmente reconocida bloguera Yoani Sánchez dijo que el "estilo" de la represión del gobierno ha pasado de los arrestos agresivos y las largas condenas a los intentos focalizados de difamación y aislamiento. Agregó que la policía uniformada "fue distanciándose del tema político, no por órdenes de arriba, sino porque no quieren quedar asociados con la represión". Ahora, aseveró, la intimidación y los arrestos arbitrarios son realizados fundamentalmente por la policía secreta con indumentaria civil.
Un poco más de espacio ha envalentonado a la población. Sánchez manifestó en la entrevista que es "optimista respecto del proceso lento e irreversible en el interior de los cubanos, en el que la crítica ciudadana irá en aumento, habrá menos miedo, sentirán que la máscara es cada vez más innecesaria y que ya no se traduce en privilegios y subsidios".
La semana pasada se filtró en Internet un video de un seminario militar cubano respecto a cómo combatir la tecnología. Las imágenes muestran la preocupación de la dictadura con la web. El instructor advierte sobre los peligros que representan los jóvenes con un discurso atractivo que comparten información a través de la tecnología y que intentan organizarse. El "chat" en tiempo real, Twitter y la aparición de jóvenes líderes en el ciberespacio —llamado un "campo de batalla permanente"— son peligros descritos durante la charla de una hora de duración. El instructor también comparte sus preocupaciones respecto a los programas del gobierno de Estados Unidos que intentan aumentar el acceso a Internet al margen de los canales oficiales en la isla.
El viernes, el régimen brindó una nueva muestra de su paranoia al acusar de espionaje a Alan Gross, el contratista de la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos. Gross ha estado en la cárcel durante 14 meses por dar a los judíos cubanos equipos de computadoras para que se puedan conectar con la diáspora judía.
A pesar de un acceso muy limitado, los cubanos ya están recurriendo a Internet para compartir lo que hasta ahora habían mantenido en su cabeza: pensamientos contrarrevolucionarios. Si se extienden, incluso los bien alimentados militares no podrán salvar al régimen. Por ahora, sin embargo, los cubanos solamente pueden soñar con la libertad que los egipcios disfrutan mientras dan a conocer su descontento.
Escriba a O'Grady@wsj.com
Sunday, February 6, 2011
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